CRONOLOGÍA DE LA PRODUCCIÓN
Fotos por Willie Berríos (WB), Fernando Calzada (FC), Poli Marichal (PM),
Ricardo Méndez Matta (RMM) y Roxana Santiago (RS). Oprima sobre cada foto para verla más grande (oprima una segunda vez sobre la foto agrandada para bajar una copia de alta definición).
Noviembre 2003 - El comienzo
Sabiendo que la convocatoria de la Corporación de Cine de Puerto Rico para el Fondo Cinematográfico estaba por anunciarse, nos sentamos y empezamos a destilar tres historias separadas. La de Wanda fue la base, luego añadimos la de Isabel y Luijan, y finalmente la de Migue y Marisol. Todas dieron muchas vueltas antes de cuajarse (originalmente Isabel era un hombre y Oscar era un policía corrupto) pero poco a poco cayeron en su sitio.
Diciembre 2003 – El primer borrador
La primera versión se llamó “Los Corruptos,” título que después cambiamos a “Tres Familias,” y finalmente a “Ladrones y Mentirosos.” A Poli le pareció que no era sólo una referencia a los corruptos de Wanda o los traqueteros de Oscar, sino también a aquellos que le roban la dignidad los otros, o la oportunidad de superarse, y a los que le mienten a un ser querido, o se mienten a sí mismos y viven en la negación. Viéndolo de esa manera, prácticamente todos los personajes de la película son “ladrones y mentirosos.”
Febrero 2004 – Sometemos el proyecto
Luego de tres meses de trabajo intenso, y con la ayuda de la gerente de producción Rosa González y la productora Itzie Molini, completamos la propuesta y se sometió el proyecto. Ahí comenzó el aspecto más desagradable de todo el proceso: la espera.
Junio 2004 – Nos aprueban el proyecto
Cuando el Fondo por fin contestó, Itzie estaba en Argentina produciendo comerciales, Poli estaba en Los Ángeles preparando una exhibición de arte, y yo estaba en Santo Domingo, como Primer Ayudante de Dirección de Andy García en “La Ciudad Perdida.” Por suerte las noticias fueron buenas, el Fondo Cinematográfico nos había aprobado el proyecto, otorgándonos la cantidad máxima de $1.2 millones. Estábamos todos eufóricos.
Julio en Santo Domingo, ¡hacía un calor!
Ese soy yo a la izquierda, seguido del
2do Asistente de Cámara Pedro Guillén,
la Continuista Carmen Soriano y
el Actor/Director Andy García. (FC)
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Hasta conseguí salir en una escena con (de derecha a izquierda) Inés Sastre, Andy García y Jsu García. (FC) |
Julio 2004 – Se cae el proyecto
Para nuestra desgracia, surgieron problemas con nuestra propuesta los que no se pudieron atender debido a que estábamos los tres en el extranjero trabajando. Le pedimos más tiempo al Fondo para poder resolverlo todo, pero la Junta Directiva optó por retirar el financiamiento y sugirió que volviéramos a solicitar en septiembre. Estábamos destruidos.
Septiembre 2004 – Sometemos por segunda vez
Aprovechamos la inesperada demora para pulir el guión y preparar una propuesta mucho más sólida. Nuestra amiga Laura Medina revisó el presupuesto, haciéndolo más realista y detallado, y esta vez el proyecto lo somete no un individuo, sino una corporación (Ladrones y Mentirosos, Inc.), con Ellen S. Gordon como productora de línea. Nuestro amigo Eric M. Vega se ofreció generosamente a presidir la corporación, lo que lo obligó a tener que firmar cada uno de los interminables documentos legales de la producción. Gracias, Eric.
Noviembre 2004 – Nos mudamos para Puerto Rico
Anticipando que la decisión del Fondo llegaría antes de terminar el año, cerramos nuestra casa en Los Ángeles y alquilamos un pequeño apartamento frente al mar en Isla Verde, donde montamos una mini oficina. En un principio yo pensé que era muy pequeño, pero Poli me aclaró que no era “pequeño,” era “romántico” (lo usamos en la película como el apartamento de Marisol).
Esta era la vista desde nuestras ventanas en el piso 11 (no estaba nada mal). (RMM)
Poli y la continuista Mónica Ochoa revisan papeleo mientras los electricistas pre-iluminan. (WB)
Lo cierto es que el apartamento era fabuloso, desde el balcón incluso podíamos ver manatíes nadando en a playa frente al edificio. No bien estuvimos bien establecidos, comenzamos a ver actores y localidades, y a expandir nuestra investigación sobre el trasiego de drogas en Puerto Rico.
Un manatí adulto y su cría salen a tomar un respiro frente a nuestro apartamento. (RMM)
Por pura coincidencia conocimos al agente de la Policía de Puerto Rico, Rafael “Pichy” Cabrera, quien nos llevó por todos los rincones de Fajardo por donde entra la cocaína. Nos lo enseño todo: los muelles por donde entran, los botes que usan para navegar en aguas poco profundas, los islotes donde esconden la droga (Puerto Rico es en verdad un archipiélago), y hasta las casas de los “bichotes” (big shots). Cuando estábamos en Las Croabas nos señaló un hombre trabajando en un yate y nos dijo, “Ese es uno de los traficantes grandes de por aquí. Me consta, pero todavía no lo he podido coger.
Rafael “Pichy” Cabrera le enseña a Poli el lugar exacto en Las Croabas donde participó en el arresto de unos narcotraficantes. Más tarde recreamos los eventos (menos el arresto) para la secuencia de títulos de la película. (RMM)
Desde esta colina en Fajardo un contrabandista con binoculares puede observar toda la costa y fácilmente vía teléfono celular alertar a cualquier bote entrando con drogas sobre la posición de la lancha de la Policía. (RMM)
Según nos explicó el agente Cabrera, la droga entra de muchas formas, en yates de lujo, en botes pesqueros, y en barcos de carga. A veces los traficantes dejan los kilos enterrados bajo pencas de palma en cualquiera de las muchas islitas que rodean a Puerto Rico, y riegan la voz en la comunidad de que por cada kilo que un pescador les traiga le pagan $1,000. Luego de verlo con nuestros propios ojos, nos dimos cuenta de lo prácticamente imposible que es detener la ola de droga que entra a nuestro país.
Diciembre 2004 – Nos aprueban otra vez
El Fondo Cinematográfico anuncia que nos han aprobado el proyecto nuevamente, pero esta vez con un financiamiento de $880,000, una inesperada rebaja de 26%. Poli y yo inmediatamente apelamos la decisión, cosa que demoró tres meses más. Por un lado sentíamos que estábamos perdiendo mucho tiempo, pero por otro lado logramos pasar las navidades con nuestra familia, cosa que no hacíamos hace años. También continuamos puliendo el guión, usando la información nueva que seguimos recopilando.
Aprovechando que muchos actores boricuas residentes en E.U. están de visita por las Navidades, armamos varias pruebas. En vez de pedirles que leyeran en una oficina, pusimos a los actores a improvisar en parejas en un lugar real (la casa de la mamá de Poli), y los grabamos como si fuera parte de la película: Jaime usó la misma cámara que íbamos a usar (la Panasonic DVX100A), yo alquilé luces de PJ Gaffers, Marisol "Ari" Oyola fungió como AD, y contratamos a Margarita Aponte para hacer el sonido. Fue aquí cuando decidimos darles sendos papeles a Dennis Mario y Carlos Paniagua.
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Improvisando en pareja: (izquierda) Dennis Mario y Miguel González; (derecha) Magda Rivera y Carlos Paniagua. (PM)
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Enero/Febrero 2004 – Cambio de Gobierno
Al entrar el nuevo año, entra un nuevo gobernador, Aníbal Acevedo Vilá, el cual nombra a un nuevo gabinete. Entre los nombramientos surge Luis Riefkohl, como nuevo director ejecutivo de la Corporación de Cine, con una nueva Junta Directiva. Esto tiene el efecto de demorar nuestra apelación, en lo que los nuevos miembros de la Junta se ponen al día. Poli aprovecha la demora para participar en el Primer Festival Mujeres en el Cine, a celebrarse en San Juan, con dos cortometrajes, “Mujeres de Juárez” y “Desde Mis Ojos.”
Marzo 2005 – Aumenta el financiamiento
Hacemos la primera de varias presentaciones a inversionistas. Enseñamos un video teaser ilustrando el estilo y temática de la película, y nuestro abogado, Antonio Sifre, explicó en detalle cómo funcionan los créditos contributivos. Nos va muy bien para ser la primera vez; vendimos doce acciones a $10,000 cada una. A los pocos días, la Junta Directiva del Fondo Cinematográfico finalmente se reúne y decide aumentarnos su porción del financiamiento a $1.03 millones, lo cual es menos de lo que nos habían otorgado en un principio, pero más de lo que le habían dado a ninguna otra película. Luego de reunirnos con Luis Riefkohl, Poli y yo decidimos aceptar la oferta.
Abril 2005 – Producción
Abrimos oficinas en el antiguo estudio del fotógrafo Tony Vera, en Santurce. El sitio es perfecto, amplio y bien céntrico, y hasta tiene un cuarto de maquillaje, lo que nos va a permitir ahorrarnos un trailer. Poco a poco, se escogen (casi) todas las localidades.
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El departamento de Localidades: Sofía Tirado, Paola Cambó y Raquel Medina. (RMM)
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La Productora de Línea/UPM Ellen S. Gordon y el co-cinematógrafo Jaime Costas discuten el presupuesto de cámara. (RMM) |
Los actores comienzan a preparar sus roles. Steven y Lymari entrenan con el agente Cabrera, Magda se pasa todo el día en el aeropuerto y Elpidia se reúne con los periodistas Oscar J. Serrano y Omaya Sosa Pascual. A Dennis Mario se le hizo más fácil, ya que íbamos a filmar en su estudio y con su banda, Kobana Negra (las pinturas que se ven en el estudio y en el concierto son de él, y el número que interpretan, “Guasábara,” fue compuesto por Dennis).
Dennis Mario: pintor, músico, y ahora actor. (WB)
Poco a poco vendimos más acciones, y las restantes las compramos Poli y yo. Con la producción a punto de arrancar, tomamos un préstamo de $150,000, cosa de que nada se atrasara en lo que nos llegaba el dinero del Fondo. Ya no nos paraba nadie.
Mientras Michelle “Michi” Rodíguez y Sara Arroyo cubren la oficina de producción,
los técnicos disfrutamos un sabroso mofongo durante un location scout. (RMM)
Mayo 2005 – La Filmación
Arrancamos el 1º de mayo. El presupuesto dispone para 24 días de filmación, pero sólo planeamos 23, pensando que algún desastre ocurrirá y nos atrasaremos un día. A la semana de estar filmando la continuista Mónica Ochoa nos asegura que la película va a correr demasiado larga. El guión original sólo tenía 105 páginas, pero le hicimos caso a Mónica y cortamos otras seis páginas del libreto.
Tuvimos un equipo de grip y eléctrico excelente: entre ellos el Gaffer José “Junior” Alvarado, el Key Grip Francisco Román, Raymond Orraca, Félix Núñez y Emmanuel Carrión.(WB)
El plan de rodaje se hizo por historia, cada una a filmarse en orden de guión. Lo hicimos así inspirados en Ken Loach, con quien trabajamos en “Bread and Roses” en el 1999. Él siempre filma en orden de guión, y no le entrega el libreto completo a los actores, sino que les da sólo el principio, y luego les va dando escena por escena según se va filmando. La idea es que todos “vivan” la historia, en vez de fingirla. También elimina todas las cosas que hacen que la localidad sea un set, como las sillas de directores, el monitor de video, etc., y tampoco usa grúas, ni dollies ni steadicam. Se trabaja sin ensayar, y sin ponerles marcas en el piso a los actores indicando donde se tienen que parar. Cuando los actores llegan al set, se encuentran sólo con el mínimo de equipo y técnicos. Es una forma de trabajar maravillosa, sin ruido y sin interrupciones o distracciones. Al principio nuestros técnicos estaban un poco reacios, pero poco a poco todos se acostumbraron.
El mejor set es no tener set como tal: con los menos técnicos posibles (sólo Director, Cámara, Continuista y Sonido), el mínimo de luces, nada de equipo sin usar tirado por ahí, y absolutamente nadie observando. (WB)
Empezamos con las escenas de Wanda, y en el aeropuerto, uno de los días más difíciles. La pobre de Magda tuvo que arrancar con varias de sus escenas más fuertes, pero con paciencia y fe todo salió adelante. Ese día puso a prueba a todos los departamentos de la producción, pero por suerte entre Ellen Gordon y nosotros habíamos armado un grupo de trabajo sólido que, en vez de quebrarse ante la presión, se solidificó aún más.
El primer día de filmación de Magda fue uno de los más difíciles. (WB)
Lo más difícil de la historia de Wanda resultó ser conseguir permiso para filmar en el tribunal. En los tribunales estatales nos dijeron que no, a pesar de que nos ofrecimos a filmar de noche, o durante los fines de semana, o en el pueblo de la isla que fuera. En el tribunal federal se mostraron más abiertos, pero para nuestra desgracia, un loco sacó un revolver y le pegó un tiro a un alguacil en un tribunal federal en Atlanta, lo que hizo que todos los tribunales federales se fueran en alerta anaranjada, y nos denegaron el permiso. En la Universidad Interamericana hay un tribunal que usan para dar clase, pero nuestras fechas confligían con sus exámenes finales. A última hora hubo un amague de que nos iban a dejar filmar en el estatal, pero a fin de cuentas dijeron que no. Nos vimos obligados a construir un set dentro del nuevo edificio de Recursos Naturales, el cual estaba prácticamente abandonado. Mónica Monserrate, Jean P. Rubio y todo el departamento de arte se encerró en un salón sin ninguna ventilación por tres días, y construyó el set que se ve en la película. Nos costó miles de dólares que no estaban presupuestados, y los muchachos dejaron el pellejo, pero nos dimos la satisfacción de filmar las escenas a pesar de la falta de cooperación del sistema de tribunales.
La Diseñadora de Producción Mónica Monserrate nos construyó un set excelente (izquierda), el que se vió aún mejor cuando (centro) las familias Méndez/Matta dijeron presente para darle vida. También fueron de gran contribución la verdadera Wanda Vélez (derecha), aquí visitando el set, y el licenciado Salvador Tió, quien interpretó el abogado de Carmona (WB).
En nuestro empeño por que todo se viera natural, dos de los roles en el tribunal fueron interpretados no por actores sino por abogados: Juan Palerm Nevares y Salvador Tió. Un tercero fue interpretado por un estudiante de leyes, Rafael Álvarez, y finalmente el alguacil y la secretaria ambos se desempeñan a su respectivo menester en la vida real. Teníamos otro letrado de la vida real pautado para hacer del Juez Cancel, pero nos canceló a última hora debido a que, en sus palabras, “en la vida hay mucha gente muy mala, y varios amigos me han aconsejado que no me conviene hacer este papel.” Nos sorprendió que a alguien le preocupara tanto nuestra película al nivel de asustar a nuestros actores, pero no nos quedó más remedio que agradecerle su honestidad y aceptarle su renuncia. Por suerte René Monclova aceptó interpretar el rol, así que a fin de cuentas salimos ganando.
René Monclava, Rafa Álvarez y Julio Torresoto fueron de los pocos actores profesionales
presentes en las escenas del tribunal. (WB)
El profesor universitario Carlos Marichal y el abogado
Salvador Tió nunca habían actuado antes. (WB)
Como los actores no tenían el libreto completo, Magda no tenía idea de cómo terminaba su historia. Durante su preparación ella había conocido a la verdadera Wanda Vélez y había visitado las facilidades en el aeropuerto, pero todos tuvieron mucho cuidado de no contarle más de la cuenta. Cuando llegó el momento en el set y Magda escuchó las palabras “error tipográfico,” se le cayó la cara del shock, y yo recordé haber sentido lo mismo cuando fui a la vista en que se basó la escena y escuché las mismas palabras. De hecho, muchos de los detalles de esa escena fueron sacados de la vida real, como el asistente del Contralor sentado en las gradas, y las “notas originales” que nadie se molestó en ni siquiera echarles un vistazo. La vida te da sorpresas…
Otros técnicos claves: los Asistentes de Cámara Roxana Santiago y Fernando Rosado,
la Supervisora de Maquillaje Edna de Jesús, la Peinadora Margarita Jeannot. (WB)
La segunda historia por filmarse fue la de Isabel y Luijan. Nosotros manteníamos la esperanza de que un periódico del país nos permitiera usar su nombre y sus facilidades, cosa de que se viera todo bien auténtico. El personaje de Isabel está basado en tres reporteros de la vida real, Oscar J. Serrano, Omaya Sosa Pascual y Mario Alegre (quien, al igual que “Isabel,” es mejicano), pero aún así no conseguimos que ningún periódico nos diera permiso. El departamento de arte nos tuvo que rescatar una vez más, construyendo otro set para las escenas del periódico.
Las escenas del periódico se filmaron dentro de las antiguas oficinas de Zaga Films
(la pintura detrás de Wanda es de Poli). (WB)
Una de las primeras escenas en rodar fue la de Isabel confrontando a su hijo con la bolsa de marihuana. Carlitos Paniagua no tenía el libreto, y su diálogo iba a ser improvisado. La responsabilidad de impulsar la escena cayó en Elpidia Carrillo, la veterana actriz mejicana, quien sí tenía guión. Todo funcionó bastante bien (a fin de cuentas, qué adolescente de hoy en día no conoce un episodio similar), pero la mayor sorpresa nos la llevamos todos cuando la Elpidia en una se enfurece y le da tremenda bofetada al pobre Carlitos. Cuando por fin cortamos la cámara le preguntamos a ella por qué le había pegado, y ella replicó, “¡Es que no se callaba!” Fue un momento genial, pero pensamos que hacía ver a Isabel como una mujer demasiado dura, y le pedimos a Elpidia que no lo volviera a hacer.
La veterana actriz mejicana Elpidia Carrillo fue de gran ayuda para
Dennis Mario y Carlos Paniagua. (WB)
Los momentos más difíciles de esa historia fueron los relacionadas al arresto de Luisito. Cuando filmamos la escena con la cocaína en el carro, ni Carlos Paniagua ni Aris Mejías sabían que los iban a arrestar. El policía era uno de verdad, el agente Orlando Colón, quien nos preguntó cómo queríamos que hiciera el arresto. Poli y yo le dijimos que lo hiciera tal y como lo haría en la vida real, y todo lo que se ve en pantalla fue improvisado por él.
Las escenas del arresto y el cuartel se filmaron ambas en una noche
(el cansancio que se nos ve en las caras es real). (WB)
Esa misma noche, o mejor dicho al amanecer del otro día, filmamos la escena en la cárcel. Teníamos permiso para filmar sólo fuera del cuartel pero cuando llegamos allí estaba lloviendo. Por suerte los oficiales de turno fueron muy gentiles y nos permitieron filmar adentro. Por cierto, esta película no se hubiera podido lograr sin la desinteresada ayuda de muchos agentes de la Policía de Puerto Rico, quienes tuvieron la valentía y la visión de cooperar con nosotros sabiendo que la película habla de la corrupción dentro de la fuerza, porque entendían, al igual que nosotros, que para poder bregar con el problema primero hay que reconocerlo. Nos sentimos orgullosos de haber trabajado con personas que aunque viven diariamente en ese mundo del crimen y la corrupción, y que todos los días se ven tentados por ella, aún así todavía creen en la verdad y en la justicia.
En el cuartel nos agarró la lluvia. Por suerte los policías nos dejaron filmar adentro. (WB)
La última historia en filmarse fue la de Migue, Marisol y Oscar. De las tres, es la más que contiene ficción, a pesar de que “Cheo” y Migue” son basados es unos antiguos vecinos de Poli, quienes trágicamente fueron asesinados en la misma prisión que se ve en la película.
La cárcel y los policías eran de verdad (los presos y los cuchillos eran de mentira). (PM)
Cuando filmamos la escena en el pastizal, Gilberto Concepción Suárez no tenía idea de qué iba a ocurrir. Luego de varias tomas, noté que sus zapatos y pantalón estaban cubiertos de fango, y le comenté que esperaba que toda su ropa era nuestro de vestuario, y Gilberto contestó: “Todo menos los zapatos. Esos son míos.” Afortunadamente Gilberto tiene un gran sentido del humor, y aceptó nuestras disculpas por el “maltrato” que le dieron Steven, Pichy y Joseph Pinella. Al otro día Gilberto nos enseñó los moretones en su brazo, de lo fuerte que lo agarraron.
"Los Matones": el agente Rafael “Pichy” Cabrera, Gilberto Concepción Suérez,
Steven Bauer, el agente Joseph Piniella, y José Heredia. (WB)
Todas las escenas que tocan el narcotráfico se hicieron en localidades donde ocurre el trasiego casi diariamente en el área de Fajardo, unos de los lugares más calientes de contrabando de droga en el país. Durante el rodaje se acercó una vecina, enfocada en los fardos de cocaína, y le preguntó a Poli: “¿Eso es de verdad?” Cuando Poli le dijo que no, contestó, “Que bueno, porque si fueran de verdad yo los mataba a todos y me los llevaba.” Cuando filmamos la escena donde los pescadores sacan de la maleza un tanque de combustible, los pescadores que contratamos para hacer la escena nos dijeron,”Eso no se esconde así,” y procedieron a esconderlo debidamente, bajo un sofá abandonado y pencas de palma. “Ahora sí,” nos dijeron sonreídos.
Los “cariduros” deFajardo: (Izq. a Der.) uno de nuestros pescadores;
Arturo Paredes y Mónica Ochoa rodeados de juventud; la asistente
de localidades Raquel Medina posa con otros jóvenes. (WB)
La escena de la secuencia de títulos, en Las Croabas, fue basada en un caso real en el que Pichy trabajó, donde se arrestó a varios traficantes. Nos resultó interesante ver que la droga entra a plena luz del día, frente a todo el mundo, y no de noche, en una playa solitaria, como creíamos. De hecho, cuando estábamos filmando la escena, se nos acercaron dos agentes de la DEA que también habían participado en el mismo operativo, y nos preguntaron qué estábamos haciendo, Cuando les explicamos que era una película, nos contaron que les había parecido curioso que todo era exactamente como en el arresto original. Luego nos dijeron que un hombre que se había detenido a mirar la filmación era uno de los narcotraficantes más grandes del área, quien parece también estaba curioso.
Uno de los días que filmamos en Fajardo, nos agarró tremenda tormenta de lluvia, y camino al set se nos atascó el carro en medio de una inundación que ocupó la avenida. Allí quedamos Carlos de la Torre, Mónica Ochoa, Poli y yo, a las cinco de la mañana, en la oscuridad, con el carro muerto. Al rato apareció un policía valiente que se adentró en el agua y empujó el carro hasta sacarlo a tierra seca. En esas cosas que sólo pasan en el Caribe, al poco rato de estar atrapados en la tormenta, salió el sol y pudimos filmar sin problemas por el resto del día. La única consecuencia fue que el agua en la marina y en el río se ve sucia, y por supuesto el carro que perdimos (por suerte estaba asegurado).
Nos llovió fuerte el primer día en Fajardo, pero paró justo a tiempo para filmar: (de izq. a der.) el asistente de cámara Fernando Rosado y el operador de caña Luis “Peco” Landrau enfocan en la neverita llena de dinero (WB); dos toallas tapan el nombre del bote de los “traficantes” (WB); Steven Bauer espera a que Willie Berríos alinee un tiro. (RS)
El agent Cabrera también nos ayudó a armar la operación policíaca en la escena del bar. Todos los policías en la escena son verdaderos miembros de la uniformada, y todo lo que se les ve hacer es según el procedimiento oficial para una situación como esa. No nos fue muy bien con el tiempo, ya que llovió fuertemente esa tarde, lo que hizo la escena muy difícil de rodar. Por otro lado, tuvimos mucha suerte de tener en el reparto al cantautor de reggaetón Vico C. Su energía tan positiva y su genuina humildad fueron de gran ayuda.
La lluvia nos entripó afuera del bar, pero todo se arregló una vez nos mudamos adentro. (WB)
A fin de cuentas pasó el mes de mayo, y con mucha suerte y muchísimo esfuerzo por parte de todos, el atraso tan temido nunca ocurrió y logramos terminar en veintitrés días, uno menos de lo presupuestado. Una de las principales razones por las que terminamos a tiempo fue la segunda unidad que dirigió Poli y fotografió Willie Berríos. La unidad "Poli-Willie" es la responsable de muchos momentos memorables de la película, como el reflejo de los narcotraficantes en al agua, la lluvia en la cárcel, el montaje de rejas y candados, los paisajes marinos, y las imágenes urbanas del graffiti y el tapón. Gracias a ellos se logró, no sólo adelantar, sino también añadirle un elemento poético a la película.
Junio 2005 – Se acabó
El wrap party fue en Piñones, donde nos dimos varias frías y escuchamos al Steven Bauer tocar la guitarra y cantar “Twist and Shout,” “La Bamba,” y muchos otros clásicos. El TNT también se embolló y nos improvisó un rap de “Ladrones y Mentirosos.” No sé si fueron las cervezas, pero me dio mucho gusto por fin estar relajado y compartiendo con un grupito tan chévere y tan unido. Ojalá y podamos filmar otra película pronto.
Los actores y técnicos finalmente disfrutan de unas muy merecidas frías en la playa. (RMM)
Luego de un mes de mucho estrés (yo rebajé como 20 libras), Poli y yo empacamos para regresar a Los Ángeles. No es fácil mudarse luego de vivir en un lugar siete meses, y a pesar de que botamos montones de cosas, acabamos enviando 29 cajas por correo. Fue triste irnos, porque nos habíamos acostumbrado a vivir en Puerto Rico, y no teníamos el más mínimo deseo de cambiar nuestra preciosa playa de Isla Verde por los freeways de L.A.
Julio 2005 – Eliminando escenas
No bien empezamos a trabajar con el editor, el amigo argentino Martín Singer, nos dimos cuenta de que, a pesar de los cortes al guión que habíamos hecho, la película sigue muy larga. Empezamos la dura tarea de eliminar escenas, cosa que para directores/guionistas es como eliminar hijos. Se va Luijan hablándole a los estudiantes, se va Migue hablando con su papá tecato, y se va Wanda sorprendiendo a su hija con un novio. Dolió mucho eliminarlas, y el único consuelo es que las repondremos en una versión especial en DVD.
Imágenes de algunas de las escenas eliminadas. (WB)
Muy difícil también fue trabajar la banda sonora con Superaquello vía larga distancia. Por suerte, Eduardo Alegría demostró gran fe en nuestro proyecto, y aún más paciencia con el proceso, el cual era nuevo tanto para ellos como para nosotros. Trabajamos por el Internet, intercambiando peliculitas QuickTime, escena por escena, hasta que todos quedamos contentos. Hubiera sido más práctico usar un compositor en Los Ángeles pero, aparte de que nos encanta el sonido de Superaquello, era bien importante para nosotros que la música fuera hecha por boricuas.
Agosto 2005 – Comenzamos a enseñarla
Hacemos varias presentaciones en nuestra casa para amigos y colegas, con un DVD hecho de la AVID. La calidad no es buena, pero necesitamos escuchar las reacciones de otra gente. El corte dura un poco más de dos horas, y los que lo ven nos dicen que está muy largo, y que las tres historias están un poco confusas. Martín, Poli y yo, empezamos a cortar todavía más, y a reestructurar las escenas, Cubrimos la mesa del comedor con tarjetas 3” x 5”, cada una con la descripción de una escena o secuencia, y las barajamos innumerables veces, hasta llegar a una estructura más clara y eficiente. Magda y Steven ven el nuevo corte y les encanta. Poli y yo empezamos a sentir que tenemos una película.
Editar en nuestra propia casa fue una maravilla. (RMM)
Septiembre 2005 – Terminamos de editar
Luego de muchas horas de trabajo, logramos cortarle a la película unos 16 minutos, y darle un nuevo orden que a todos parece satisfacer. Luego de varias presentaciones donde nadie se queja de la duración, y todos nos dicen lo mucho que les gusta (incluyendo a Lymari y Edward James Olmos), decidimos que el corte está terminado, y le entregamos la película a Mission Post para el sonido de pos-producción. Jaime Costas llega de San Juan y juntos hacemos la corrección digital de colores en Westwind, en Burbank.
Octubre 2005 – Se prepara el sonido
Mientras Paul Stanley, Jesse Pommeroy y la gente de Mission Post terminaban de preparar el sonido, nosotros hicimos el “looping” (o “ADR”) en dos sesiones. Primero hicimos una en Hollywood, donde también grabamos un loop group con tres actores boricuas, dos cubanos y un dominicano, y luego Poli supervisa una segunda sesión en Alfa Recording, en San Juan. A algunos actores se les hace difícil el looping, pero el Steven Bauer es un verdadero as. Liquidó sus líneas con una velocidad vertiginosa.
Looping: Steven Bauer, Magda Rivera y Elpidia Carrillo cada uno tomó su turno. (RMM)
Luis Riefkohl visitó L.A. para el American Film Market y nos reunimos en una recepción que ofreció la Corporación de Cine en una barra en Santa Mónica. Allí nos encontramos con Roberto Busó, Pedro Muñiz, Marcos Zurinaga y muchos otros cineastas boricuas. Allí pude corroborar en persona el gran interés que hay en los incentivos contributivos que ofrece Puerto Rico. Si todo sigue como va, puede que veamos una gran ola de producción en la isla. Ojalá.
Noviembre 2005 – Los pasos finales
Mezclamos la película en Monkeyland Audio, con Sergio Reyes y Andy Hay en los controles. El Sergio es un gran veterano y nos mantuvo entretenidos con sus anécdotas de “The Wild Bunch,” “The Abyss,” y “Sin City.”
Mezclando en Monkeyland: (izq.) Andy escucha algunos efectos (RMM), (centro) Poli supervisa
la mezcla (RMM), (der.) Andy, Sergio Reyes y Paul Stanley estudian el playback. (PM)
El último día de la mezcla nos llegó el CD con la versión final de “Nadie se Atreve,” la canción de Cultura Profética que usamos para los créditos finales. La canción está tremenda, y los americanos quedaron súper impresionados, y enseguida querían saber quién era esa banda y dónde comprar el disco. La versión final es un poco más larga que el primer demo que nos había entregado originalmente Omar Silva, pero decidimos estirar los créditos, para no tener que cortarle ni una nota.
Luego de terminado el sonido, fuimos a Fotokem a ver la copia en 35mm que Gilbert Yablon y FilmOut Xpress habían preparado de nuestro original en Mini DV. Nos quedamos sorprendidos con la calidad de la imagen, sobre todo con los colores. Gilbert venía altamente recomendado por Sergio Arau, con quien había hecho “A Day Without a Mexican,” y lo cierto es que ahora lo podemos recomendar nosotros también.
Diciembre 2005 – El trailer
Con todo el mundo de vacaciones por las Navidades, nos juntamos otra vez con Martín para hacer un trailer. Luego de trabajarlo un tiempo, nos dimos cuenta de que había que hacer dos versiones diferentes, una para Puerto Rico y otra para el extranjero. A pesar de que los temas de las drogas y la corrupción son trágicamente universales, no deja de ser cierto que los puertorriqueños van a ver cosas en la película que nadie más va a ver.
Enero 2006 – La copia final
Luego de que preparamos los créditos en video, Gilbert los tiró en fílmico y, con un corte de negativo se incorporaron a la imagen, resultando en la primera versión completa de la película en 35mm. Luego de añadirle subtítulos en inglés (escritos por nosotros), se estrenó la copia en una proyección para los técnicos y actores que viven en Los Ángeles. Poli y yo estábamos súper ansiosos por ver cómo reaccionaba el público, sobre todo sabiendo que era mixto, parte americanos y parte boricuas. Por suerte la reacción fue estupenda, no sólo aquella noche sino por los próximos dos días, cuando llegó llamada tras llamada con alabos para la película. Poli y yo por fin pudimos respirar tranquilos.